domingo, 29 de marzo de 2009

SR. ROMERO. Gran MAESTRO de las PALABRAS Mi querido y admirado Javier Romero, está pasando una pequeña "crisis" (él también) de inspiración... quizás de motivación. Nos ha deleitado a sus seguidores con una buena cantidad de entradas en su blog (algo más de 50), mostrandonos una muy particular visión de la vida y de la ESGRIMA. Como apoyo a su extraordinaria tarea, aquí os muestro su último trabajo. Si no os importa pasaros por su blog, os entreteneis un poco y le dais unas palabrillas de ánimo que seguro agradecerá. Sus entradas están pinchando su nombre: Javier Romero
La cruzada de la alcachofa
Javier Romero ¿Alguien ha visto alguna vez a una alcachofa practicando esgrima? Escribir un blog, cuando uno le va cogiendo confianza a la cosa, es como tumbarse en el diván del psicoanalista. Vaya, me imagino, que no tengo experiencia en ese tipo de divanes. Dicen que entran ganas de contar cosas íntimas. Así que hoy va de confesiones. Allá voy: confieso que odio las alcachofas. Las odio desde hace tanto tiempo que ya no recuerdo bien porqué las odio. Eso sí, a lo largo de años de inquina y rencor he hecho un acopio tal de argumentos que, fuera cual fuera la causa primigenia, ahora ya no podré dejar de odiarlas en lo que me queda de vida, y más si hubiera. Aunque parezca que no tenga nada que ver, también confieso que no ha mucho acabo de satisfacer mi penoso tributo anual a la constelación de Sagitario, esa cita que supone incrementar mi total de años en una unidad. La cosa tuvo varias implicaciones inmediatas, como la depresión recurrente que se apodera de mí en dicha tesitura (combatida esta vez con la adquisición terapéutica de un traje FIE Allstar que pronto me veréis lucir) o la urgencia que me entró por apuntarme a una oferta muy ventajosa de un tratamiento completo de bótox. Lo que no me esperaba era verme metido de lleno en una cruzada anti-alcachofa, con claras resonancias esgrimísticas. Por si alguien duda de mis palabras, un poco más abajo tenéis una convincente prueba visual. La obra gráfica procede de la fértil (por no decir calenturienta) imaginación de algunos de los jóvenes que trabajan conmigo, que, enterados de mi animadversión por los alcauciles y de mi pasión esgrimística, supieron plasmar visualmente una síntesis ocurrente de filia y fobia en una magnífica composición. Debieron pensar que, a partir de cierta edad, es mejor seguirle la corriente a los maniáticos. ¿Qué os parece mi parada en octava al alcachofesco personaje que está a punto de fenecer bajo mi acero? ¿Y el despojo del enemigo vencido que, partido en dos, exhibo con orgullo en mi mano izquierda? Y sí, ya sé que la posición de mis piernas no respeta la ortodoxia del fondo, pero os aseguro que los centauros, al tener que manejarnos con cuatro piernas, nos podemos permitir ciertas licencias. A pesar de mi aire triunfante, no deja de producirme inquietud el que por el lado derecho aparezcan tres amenazadoras alcachofas más, lanzadas en flecha hacia mi pecho. ¿Podré parar-responder a tiempo? La zozobra me embarga… Que era, probablemente, lo que mis jóvenes colegas pretendían.
--)------------
ALGUNA DE SUS PE´NÚLTIMAS ENTRADAS:

No hay comentarios: